Las máquinas de relojería fabricadas por Serviclock están realizadas para resistir las inclemencias del tiempo. En efecto, en verano, expuesto a la acción del sol la temperatura se eleva a más de 80 ºC en el interior de los gabinetes por lo que las máquinas convencionales (maquinas de cuarz con pilas o baterías), utilizadas en relojería domestica, no resisten la temperatura; en invierno el frio del exterior causa el mismo efecto. Por ello las máquinas de reloj a usarse en el exterior poseen condiciones de potencia y construcción especiales para resistir las adversas condiciones a que son sometidas.

Asimismo cada tamaño de reloj, con el consiguiente aumento de tamaño y peso de sus agujas, requiere máquinas de reloj de potencia suficiente para su movimiento.

Originalmente los antiguos relojes de torre y los relojes de vía pública se construían con agujas expuestas a la intemperie y ello es una tradición que mantenemos hoy en día. Con el paso del tiempo y la aparición de los relojes eléctricos se incorporó la protección exterior, consistente

en la colocación de un cristal delante de las agujas, esta aparente mejora se realizo a fin de alivianar las agujas, achicar las máquinas y disminuir su potencia.

Serviclock fabrica máquinas de reloj de torre para todas las medidas, tanto para agujas expuestas como para agujas protegidas.

Las máquinas de reloj de torre se construyen en dos tipos: independientes, se utilizan para el accionamiento de una sola cara de reloj y se pueden combinar electrónicamente para un funcionamiento coordinado de varias caras cuando las transmisiones mecánicas no son técnicamente factibles, o de accionamiento central para varias esferas utilizando una transmisión mecánica entre los cuadrantes.

Además los relojes, según el tipo de máquina, dispondrán de una reserva de marcha dada por batería, o de una memoria de recuperación de hora.

El sistema de recuperación de hora se aplica en aquellos casos, que por ser la máquina alimentada por la tensión de la red eléctrica, el reloj pueda detenerse a causa de un corte circunstancial de energía. En este caso el sistema detendrá el reloj por doce horas, reiniciando su marcha doce horas después del corte, conservando así la hora exacta.

La precisión del reloj se logra a través del oscilador de cuarzo, dispuesto en un circuito electrónico de control o utilizando la frecuencia de la red eléctrica a fin de medir el paso del tiempo.

Los relojes de doble faz necesitan una combinación permanente de ambas caras, estos modelos se proveen con una máquina que dispone de doble salida, que asegura una permanente coincidencia entre la lectura de ambas caras.